Los turistas que visitan Arequipa quedan deslumbrados no solo por la belleza arquitectónica de sus ciudades, los impactantes paisajes naturales, su fascinante historia y la gran hospitalidad de su población, sino también por su irresistible gastronomía que seduce paladares con una vasta oferta de manjares que le han conferido un bien ganado prestigio regional, nacional y mundial que cobra más trascendencia con la celebración de nuestro bicentenario.
Quien no ha quedado rendido ante
delicias como el rocoto relleno, el solterito de queso, el adobo, el chupe de
camarones, el costillar, el pastel de papas, el caldo blanco, la ocopa, la
malaya frita, el queso helado, los buñuelos, los mazapanes, los toffees, la
chicha de maíz, que son los principales abanderados de una de las mejores
cocinas tradicionales y regionales del Perú. Ahora que se acerca el aniversario
de la Ciudad Blanca, es un buen motivo para disfrutar de su variada gastronomía.
Estos célebres potajes, que
surgieron de un mestizaje enriquecedor que fusionó conocimientos y técnicas
ancestrales prehispánicos y aportes de otros continentes, le han valido a la
Ciudad Blanca el reconocimiento de la Unesco, en 2019, como miembro de la Red
mundial de Ciudades Creativas en Gastronomía.
Picanterías
La originalidad de la culinaria
arequipeña trasciende al tiempo gracias, principalmente, a sus picanterías,
auténticos santuarios del sabor y del saber que conservan el ADN de esta gastronomía
regional, manteniendo incólumes las tradiciones que expresan las recetas
heredadas de generación en generación.
Son famosas las picanterías
arequipeñas de Yanahuara, Sachaca, Tiabaya y Cerro Colorado, como “La Lucila”,
“La Palomino” y “Sol de Mayo”, donde el comensal puede percibir los
encantadores aromas y degustar con deleite celestial los sabores que brindan
potajes como los ya mencionados y muchos otros que brotan de los fogones donde
aún se cocina con leña, una fuente de calor natural que intensifica el aroma y
sabor de los insumos en las comidas.
En abril de 2014, el Ministerio
de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación a las picanterías de
Arequipa.
Platos bandera
Rocoto relleno
Es el potaje abanderado de la
culinaria arequipeña. Servido habitualmente como potaje de entrada, es uno de
los más consumidos y preferidos porque nadie se resiste al sabor de este
delicioso ají de forma globular relleno de carne picada y queso derretido.
Chupe de camarones
Aunque se sirve como plato
principal, en realidad es una sustanciosa sopa ancestral que proviene de
tiempos preincas y que ha evolucionado con el tiempo. Tiene como insumo estelar
a los grandes camarones que se pescan en los caudalosos ríos que surcan los
valles arequipeños, los cuales se mezclan armoniosamente con papas, choclos,
habas, arvejas, zanahoria, integrados con un aderezo a base de ajos, cebolla,
tomate y aceite. A la preparación se le agrega leche, huevos escalfados y queso
en trozos.
Solterito
Es una ensalada que se sirve como
entrada y que integra sabiamente ingredientes típicos de la campiña arequipeña
como la cebolla roja, la aceituna, las habas, el choclo, y el queso obtenido de
la sabrosa leche que brota de las pródigas vacas arequipeñas.
Pastel de papas
Este potaje emblemático que se
sirve como entrada o acompañamiento del célebre rocoto relleno, es una
expresión de la fusión que celebra el sabor de las milenarias papas blancas y
rosadas cultivadas en los Andes arequipeños, el delicioso queso y la cremosa
leche que generan las vacas criadas en la ubérrima campiña al pie del volcán
Misti. A estos insumos estelares se suman huevos, mantequilla, anís y sal.
Queso helado
Es el postre estelar y motivo de
orgullo de Arequipa, y aunque en realidad no lleva queso, sino leche, se le llama
así por la similitud que adoptan los trozos de la leche congelada con el queso
blanco fresco. Sus ingredientes son leche condensada, leche de coco, vainilla,
coco rallado y canela molida espolvoreada como decoración.
Estos son algunos de los potajes emblemáticos
de la gastronomía arequipeña.
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