Van cuatro años que la cuadra 32
de la Av. Brasil se llena de salud, color y buen sabor gracias a las ferias
agropecuarias. Más de 60 pequeños agricultores llegan de todos los rincones del
Perú para ofrecer insumos recién cosechados, sin intermediarios, de primera
calidad y a precio justo.
El número de visitantes a la
feria ha ido en aumento de mes a mes como también la oferta de insumos. Los
asistentes tienen la oportunidad de abastecerse
de productos singulares como las famosas aceitunas de La Yarada, Tacna;
las sabrosas piñas golden del VRAEM, las castañas de Tambopata, los rocotos de
Marcapata, Cusco; los granos andinos del centro poblado Huerta Huaraya, en
Puno; las chirimoyas y paltas de Santa Eulalia y las papas nativas de Huánuco.
Además de una serie de procesados únicos como las mermeladas de calabaza
(chipche) de Amazonas; los quesos de Cajamarca, Huarochiri, de Arequipa y del Valle Chillón; los
concentrados de maca y alcachofas, de Junín; o las frutas deshidratadas de
Olmos, Lambayeque.
Transferencia de los productores
Las ferias agropecuarias han sido
impulsadas por la Sociedad Peruana de Gastronomía (Apega) como parte del
proyecto Cadenas Agroalimentarias Gastronómicas Inclusivas, implementado con el
apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo. Está previsto que, en breve, los
mismos productores la administren a través de una asociación presidida de
Victoriano Fernández, productor de papas nativas de Huánuco. Apega ha
comprometido su colaboración con esta nueva gestión.
Como parte del proyecto, los
agricultores no solo han mejorado su economía con la venta de sus productos;
también han desarrollado sus capacidades de atención al cliente, emprendimiento
y gestión. Hoy, varios de ellos venden sus productos directamente a
restaurantes y a través de la plataforma en línea www.granmercadoapega.pe para
volúmenes más grandes.
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